Para el 2020 se pronostica que los países con mayor obesidad serán: Venezuela, Guatemala, Uruguay, Costa Rica, República Dominicana y México.
Tener una población obesa no sólo implica elevar las cifras en una estadística, conlleva a que el gobierno tenga que destinar un porcentaje del PIB para solventar problemas graves de salud de tipo cardiovascular y diabetes, preferentemente. La gente obesa no solo sufre por tener una serie de impedimentos físicos en su desplazamiento sino que además agrega una serie de padecimientos internos que les reducen su calidad de vida y su existencia en este planeta. Pero más allá de eso, tendríamos que preguntarnos por qué las probabilidades de aumentar la obesidad hoy en día son tan elevadas y por obvias razones nos tenemos que enfocar en la alimentación.
Desde los años 70´s se empezaron trabajos sobre alimentos transgénicos, los cuáles fueron alterados en su genética para poder proveer a una población creciente y con necesidades enormes, mucho se especuló acerca de la seguridad de ingerir tales alimentos, según los científicos no representaban problema alguno para los humanos pero en la actualidad debería de replantearse esa situación ya que la sola obviedad de un comparativo entre lo que comía la gente en siglos pasados con lo que hoy se consume, nos lleva a preguntarnos: ¿Acaso los alimentos provocan obesidad de manera acelerada? ¿Acaso tienen aditamentos nocivos para el cuerpo humano? ¿Tendrán algún tipo de sustancia que genera adicción y por ende eleva los niveles de adiposidad?
Debería de replantearse el uso de transgénicos y comprobar si los resultados han sido negativos y solucionarlo pero, ¿se podría?
