La calle ha sido convertida en un campo de batalla, por taxistas que no conocían competencia, contra Uber. Y se entiende que no se vea como algo justo para quienes han tenido que pagar por trabajar. El hecho es que los taxistas están peleando contra un fantasma.
El pasado 4 de junio la Comisión Federal de Competencia Económica, emitió su resolutivo calificando como positiva la presencia de plataformas como Uber, en virtud de los beneficios que ofrecen al consumidor.
El documento oficial menciona que “estas nuevas plataformas constituyen un nuevo producto en el mercado, ya que ofrecen además de movilidad, atributos nuevos y diferenciados”.
La Comisión también hace referencia en la opinión emitida a la Federal Trade Comission de los EUA que establece los 3 principios para la regulación de industrias en proceso de innovación: Primero, determinar si existe una justificación de política pública para regular estos nuevos servicios. Segundo de requerirse una regulación, esta debe ser flexible para permitir la innovación y entrada de nuevos competidores y Tercero, el objetivo principal de toda regulación en materia de empresas de redes de transporte basadas en aplicaciones móviles, debe ser la seguridad de conductores y usuarios, y la regulación no debe favorecer a un grupo de competidores o imponer cargas regulatorias innecesarias a otro.
En conclusión, esta guerra está perdida para los taxistas por una razón, Uber no es un competidor tangible, pero además de ello, impedir su operación atenta contra el derecho de la libre competencia, no queda de otra, “renovarse o morir” dice la regla, hay que mejorar el servicio y actualizarse para competir, hay pastel para todos.