A 18 días de culminar el año e iniciar el que parece será un 2017 catastrófico para México y la tumba política de Enrique Peña Nieto, hay quienes estiman que el precio de la gasolina subirá hasta tres pesos por litro, debido a la graciosa idea de liberalizarlo y mantenerlo de acuerdo a la tendencia internacional.
De resultar cierto este pronóstico de especialistas, en materia económica, México entraría de lleno a una espiral inflacionaria quizá nunca antes vista en el país, y por consiguiente, en una crisis monumental.
Y en materia política, sin duda que un aumento en el precio del combustible a tal grado, abriría de par en par las puertas de la Presidencia al candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador.
Pero no sólo eso, sino que además –como siempre ha ocurrido en períodos de crisis- se desatará el desempleo y entonces los mexicanos huirán al vecino país del norte, le guste o no al güerito Donald Trump.
Cabe decir que Pemex tiene gasolinerías en Estados Unidos, en donde vende el litro del combustible de 7.74 pesos, mientras que en México, el precio del mismo producto está en 14.81 pesos. En cualquier otro país del mundo, la gente ya hubiera salido a las calles a exigir con paros laborales la renuncia del Presidente. En cualquiera, menos en México.
Y en caso de que se incremente el precio tan súbitamente, cabe decir que éste no disminuirá, pese a que los mercados internacionales marquen una reducción ¿Por qué? Porque una baja de la gasolina tendría que ir a la par de un decremento en la tarifa del petróleo, y si baja el hidrocarburo, entonces el gobierno tendrá que resarcir este daño, toda vez que su economía la basa en el petróleo, y la manera más fácil, es aumentando la gasolina.
