“Con el corazón en la mano les pedimos justicia”, decía en la pancarta que portaba y en su propio rostro el esposo de Margarita Cime Ek, la joven mamá que no sólo fue privada de la vida, sino víctima de un crimen de odio al ser sometida, violada, golpeada hasta desfigurarle el rostro y expuesta, desnuda, en el área verde donde abandonaron su cuerpo.
Desempleado durante mucho tiempo y apenas, hace unos días, contratado como cocinero, el esposo de la víctima salió el lunes junto con una veintena de familiares y vecinos, para exigir justicia y cárcel a los responsables. En brazos llevaba a su hija de dos años y medio, quien no sólo necesita, urgentemente, leche y pañales.
Los hechos exponen una escalada en los asesinatos a mujeres: cuatro en el último mes; 19 desde enero. Para Celina Izquierdo, del Observatorio de la Violencia, “el abandono institucional” es el culpable. “A un asesino se le atribuye un crimen, pero 19 asesinatos, que pudieron evitarse, son responsabilidad de las autoridades”.
Eva Aguilar, del Consejo Estatal de Mujeres, descarta que en esta administración se lleguen a establecer los protocolos de protección y la apertura de un refugio, dos de las 11 recomendaciones que emitió la Conavim, condicionando al gobierno del estado a cumplirlas en seis meses; si no, sería razón suficiente para decretar la Alerta de Violencia de Género.
El plazo se cumplirá en octubre, un mes después de que rinda protesta el gobierno de Carlos Joaquín. Por tanto, su equipo de transición debería estar trabajando en saldar esta otra gran deuda, por la que todas y todos los habitantes de esta entidad pagamos una factura bastante cara; demasiado dolorosa.