Suegras, cuñadas y comdres, todo parece indicar que la pastilla de “ubicatex” que le dieron a la presidenta municipal de Solidaridad, Cristina Torres, en sus 100 días de gobierno, le cayó como bomba con los hechos ocurridos la madrugada del lunes en pleno corazón de Playa del Carmen.
Cuando ella –la alcaldesa- pensaba que todo sería miel sobre hojuelas y que gobernar Solidaridad sería un flan, ¡sopas! de pronto le sonó el celular a las 2.30 para avisarle que la fiestecita permitida de BPM había terminado en balacera, con un saldo de cinco muertos y 15 heridos.
Dicen que “mal empieza la semana a quien ahorcan en lunes”, y vaya que a Doña Cristi la bajaron de sopetón de los brazos de Morfeo, donde acariciaba en sus sueños un Solidaridad color de rosa.
Y ahora tendrá que aclarar muchas preguntas que están en el aire: ¿Quién dio el permiso para tal celebración? ¿Cuánto ingresó a las arcas municipales por este motivo? ¿Por qué no había una vigilancia extrema de la policía, si todos saben de los excesos que existen en el BPM?
La alcaldesa trató de amortiguar el golpe, pero sólo se dedicó a decir que “el turismo de Playa del Carmen no merece esto” ¡Dios Mío! Habría que decirle que quizá Siria tampoco merece lo que está viviendo, pero lo está viviendo…
Empresarios como Lenin Amaro, lo advirtieron y pidieron que dicho festival fuera removido tanto de fechas como de lugar, ya que Playa del Carmen es un destino familiar, y en esa celebración predominan los excesos de drogas y alcohol.
Ahora no sólo es Playa del Carmen el que está en el ojo del huracán a nivel internacional, sino que a toda esta zona se le conoce como Cancún, destino que también tendrá que pagar los platos sin deberla ni temerla.
