Los baches que proliferan en toda la ciudad a causa de las omisiones de los ayuntamientos, representan una trampa mortal para los ciudadanos ya que en principio de cuentas, predispone a las personas a sufrir accidentes el sólo hecho de querer esquivarlos, algo que detona una pérdida de concentración generalizada que deriva en atropellamientos o accidentes de tránsito. La ciudad capital cada final de trienio parece adolecer los más crónicos padecimientos, es quizá cuando más se hacen notar, como los son el tema de los baches, el cual administración tras administración se agudiza, aparecen baches y se reproducen “sin explicaciones” y sin que haya una solución definitiva. Si bien es cierto que, ningún gobernante tiene la varita mágica, Luis Torres Yánez ha prometido un trabajo profundo, a fin de poder rescatar lo más posible del pavimento. Hay buenas expectativas de que el trabajo que se pueda realizar al respecto, dé resultados. Las banquetas y calles no sólo del centro, sino de las colonias y fraccionamientos están intransitables, sobre todo para las personas en sillas de ruedas o con algún problema para desplazarse. Lo cierto es que esta ciudad es un bache por sí misma, sólo que TODAS las autoridades hacen lo imposible para convencer al ciudadano que se trabaja en repararlos. El bache es parte intrínseca de la vida diaria del capitalino.
Ahora que las lluvias se intensifican, estas pequeñas albercas recrean la pugna de la naturaleza por recobrar su territorio, por lo que cualquier gobierno en turno podría usar esa excusa y salir mejor librado de lo que está con sus escusas por no repararlos. No es probable que usted caiga en un bache en esta ciudad, es seguro. Y al mismo tiempo, se trata de un ejercicio que genera identidad ciudadana y para lo cual sólo se requiere que cualquiera de nosotros salgamos a la calle con la frente en alto y con el auto preparado, listos para hacer frente a la textura de cualquier pavimento.