Hace ya varios años mi alumno Juan Carrillo Soberanis cursaba la secundaria, pronto a seguir con su bachillerato se mostraba entusiasmado por su futuro, era visionario de sí mismo ya que siempre se visualizó dentro de la política, en su mente siempre estuvo el llegar a ser funcionario; me comentaba que hasta presidente de la República quería llegar a ser.
Hoy ya es un alcalde, es responsable de un municipio, en donde la organización y la logística se vuelven vitales para mantener el turismo en la Isla y a sus habitantes felices en la parte continental. La problemática se presenta muy difícil, sobre todo cuando el equipo de trabajo no cumple con las expectativas que demanda un espacio tan pequeño y que diariamente es visitado por cientos y cientos de turistas.
Apenas estuve visitando la Isla y me percaté de la cantidad de basura que se tiene alojada entre las raíces de los manglares: plásticos y más plásticos en diversas presentaciones, apiñadas como parte del paisaje. Pasar hacia el Dolphin Discovery es tratar de bloquearse en la mirada y sólo disfrutar de las edificaciones combinadas con vegetación.
Por otro lado, se observa un terrible descuido en el parque escultórico donde no sólo las obras expuestas se encuentran en franco deterioro, sino la zona del acantilado donde irónicamente se luce una placa anunciando que en ese punto toca el primer rayo del sol al amanecer en la República.
Los barandales se encuentras deshechos, tirados, endebles y a punto de desaparecer en su totalidad. Y no hablemos de la casa del pirata Mundaca, una historia sin explotar y en ruina casi total.
¡Licenciado Carrillo, recuerde sus ideales y rescate la Isla, es nuestro patrimonio!
