Y hablando de sensibilidad, la Cruz Roja de Cancún se encuentra en una situación crucial, ya que al preguntarnos por la ayuda que pueda brindar en especie, resulta tener los argumentos más triviales: “Es difícil transportarlos” Entonces ¿Cuál es su verdadero papel? ¿No está para ser sensible y poner su máximo esfuerzo en la ayuda de quien lo necesite por los medios que fuesen?
Y es que ustedes deben de recordar que hace poco más de un mes, un gran huracán pasó arrasando la pobreza de Haití, uno de los países más pobres del orbe terrestre y vecino nuestro de la zona caribeña; apenas se leyó en algún titular de periódico que demandaban la ayuda de México, para poder sobrellevar su miseria.
Y sin embargo la sensibilidad fue anestesiada y llevada al olvido y nadie tuvo que esforzarse en contribuir por el bienestar de nuestros hermanos.
La Cruz Roja de Cancún tiene una gran responsabilidad y no radica en limitarse a anunciar cuentas bancarias donde contribuir, su función va más allá: “… es una importante fuerza de difusión, asistencia, protección y ayuda humanitaria hacia las personas que más sufren, tanto en los tiempos cotidianos como en las horas de la desgracia provocadas por desastres y situaciones de degradación”
La Cruz Roja de Cancún debe renovarse y replantearse sus objetivos, debe generar una nueva estructura juvenil que le permita llenarse de ideas que sensibilicen.
Es necesario que replantee sus programas de capacitación a la población, que promueva la solidaridad de los automovilistas cuando escuchen la sirena y la única manera de hacerlo, es enseñando reglas de urbanidad que permitan el libre paso de la ayuda. ¿Había pensado en ello?
