Cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta.
Esto es lo que ocurre en Quintana Roo en el tema laboral.
La responsabilidad de los patrones con sus trabajadores es mucha, pero son expertos en evadirla, pero lo peor es que las dependencias de los tres niveles de gobierno lo permiten ya hasta lo fomentan. Es un tema vergonzoso.
En una mesa de debate recién que se hizo en el periódico Quintana Roo Hoy salieron a la luz temas diversos relacionados con el transporte. Estaba como invitado el perredista Alejandro Ramos Hernández, quien funge como director de comunicaciones y transportes de la Sintra.
Sin embargo, me quiero referir a un aspecto que se tiró sobre la mesa:
La falta de compromiso de los propietarios de las empresas concesionarias para con sus empleados.
Es simple. Les pagan sueldos de miseria y desde luego sin prestaciones. Los choferes trabajan por honorarios o por comisiones.
Esto, dijo el funcionario, es legal, pero reconoció la inmoralidad que representa. Y es que esta simpe acción que cometen los transportistas, como los de Maya Caribe, es el origen de muertes, tráfico y accidentes.
¿Quién en esta ciudad no ha visto la manera temeraria de conducir de esos choferes?
¿Quiénes no han visto estas combis llenas a más no poder asemejando latas de sardinas?
Creo que es irrefutable. Están a la vista estas prácticas. Pero ¿por qué lo hacen?
Pues porque los conductores reciben de sus patrones limosnas como pago, y el resto de su salario se trasladó a los usuarios, es decir, los conductores tienen que correr como locos por la ciudad para complementar sus salarios. Y a eso se debe el sobre cupo de las unidades.
Es entonces que uno como simple mortal se pregunta dónde diablos queda la responsabilidad del IMSS. Si esta dependencia federal obligara a las concesionarias del transporte a darles prestaciones a sus empleados, otra situación prevalecería.
