He aquí navegando entre informes de Presidentes Municipales, los que han transcurrido sin mayor pena ni gloria en relación al estado que guardan sus administraciones, sin mayores avances en materia de acción y obra de gobierno. Tan sólo nadan de muertito ante la dificultad económica, y el maremágnum político que se vive en Quintana Roo.
Y es que a un año del gobierno del cambio que encabeza Carlos Joaquín González, entre que se avanza en investigar, documentar, denunciar y detener a los saqueadores felixistas-borgistas del patrimonio y erario de los quintanarroenses; atender el rezago en la administración pública y su modernización, sujetar los hilos marinos de la gobernanza y la gobernabilidad, así como remar contra corriente ente los grupos de las facturas políticas del gabinete legal y ampliado; la coordinación institucional entre estado y municipios ha sido lenta en el mejor de los casos, y en el peor, no existe.
Así los alcaldes de los 11 municipios navegan con sus propias cartas de navegación, sin visualizar tierra firme para sus dos años constitucionales de gobierno; han llegado al primero aún sin sentar sus reales, e ipso facto ya están inmersos en una nueva elección que en seis meses generará una parálisis en sus Ayuntamientos.
MAREA ROJA
En estas agitadas aguas, son dos acciones políticas que determinarán el futuro de los Cabildos, la definición última de la participación de los partidos políticos con miras a los comicios del 2018 para renovar en Quintana Roo Presidencias Municipales, Senadurías y Diputaciones Federales; y por supuesto, los enroques o cambios que el gobernador haga en su gabinete legal y ampliado.
Mientras que las reglas de navegación, está definiéndolas la décima Legislatura en la reforma político-electoral; por lo pronto, ya determinó “una serie de reformas con las cuales incentiva la participación ciudadana, elimina candados, protege la paridad de género, obliga a transparentar las sesiones del Instituto y el Tribunal Electoral y reduce el financiamiento político a los partidos”.
De tal manera que, “se avalaron figuras como el plebiscito, el referéndum, la consulta popular y la iniciativa ciudadana; además, se reduce hasta en un 35 por ciento el financiamiento a partidos políticos y se establece un nuevo sistema de integración de las diputaciones plurinominales”. En la agenda legislativa, hoy debe resolverse sobre las candidaturas independientes, veremos que tantos candados le quitan para una participación más justa y equitativa.
Aguas turbulentas
Los cambios en su gabinete, es una facultad que sólo compete al gobernador Carlos Joaquín González, quien decidirá en el tiempo y forma que considere según su propia estrategia política en cuanto a la administración pública, y a los tiempos electorales.
Empero, en materia de credibilidad para su gobierno, y el cumplimiento de su plan de trabajo para el desarrollo integral del Estado, apremia el ajuste entre sus colaboradores. A un año de administración, las facturas políticas deben quedar atrás para ser sucedidas por los perfiles profesionales, la experiencia en el servicio público, y el real compromiso con Quintana Roo. El secretario de Gobierno, Francisco López Mena, ya le puso el cascabel al gato al ofrecer su renuncia al gobernador.
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