Finalmente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump firmó la orden para la construcción del multicitado muro en la frontera de su país con México, imaginando que con ello terminará con el fenómeno migratorio.
El caprichito del magnate será por un costo de 40 mil millones de dólares y cree que será México el país que habrá de pagar por su chistecito…En fin.
Sin embargo, lo realmente preocupante con la entrada de tan locuaz personaje a la Casa Blanca son las medidas comerciales que ya adopta contra México, cerrando las puertas a la importación y excluyéndolo del tratado comercial de Norteamérica.
De hecho, antes de iniciar su mandato, el hombre del peluquín dorado advirtió a empresas automotrices que aumentará los aranceles a todos los vehículos ensamblados en México.
Tiempo después ordenó el rechazo de más de 100 toneladas de aguacate mexicano para que no rebase la frontera.
Al parecer este será nuestro pan de cada día para los próximos cuatro años, en una batalla cantada que deberemos librar los mexicanos a capa y espada. No será fácil pelear con nuestro principal socio comercial y país más poderoso del mundo.
Sin embargo, los mexicanos debemos hacer conciencia hoy más que nunca, para consumir nuestros productos, para dar prioridad a lo que aquí se crea y para eliminar de nuestra dieta y necesidades todo lo que proviene del país de las barras y las estrellas.
Adiós al refresquito negro, al café de la sirenita verde, hasta nunca a los tenis con la paloma y a las hamburguesas del rey y del payaso que tanto daño causaron a nuestros niños.
Es hora de que México voltee hacia sus hermanos de Latinoamérica y cree puentes con Europa y Asia. Este país no está solo y es momento de defenderlo.