En la Casa de Gobierno en Chetumal, hasta las paredes repiten: “Carlos Joaquín está más preocupado por los aspirantes para el proceso electoral de junio 2018 que por la marcha de su administración en la actualidad”.
La afirmación se basa en –y a la vez demuestra– que el gobernador le atribuye un alto significado el poder ganar con carro más o menos completo las próximas elecciones para afianzar su poder político y territorial.
La credibilidad de los sondeos y los informes y chismes reservados que recibe de sus asesores políticos, ponen de mal humor al gobernador y no termina de cerrarle que algunos de sus colaboradores cercanos sigan promoviéndose a cargos de elección popular desde su cargo en el gabinete. Tal el caso del ‘perredé’ Julián Ricalde Magaña que sigue con la “sangre en el ojo” por su derrota ante Remberto Estrada Barba del PVEM pero, también de Gregorio Sánchez Martínez, que le quitó votos imprescindibles a ambos. Greg Sánchez se presentó y “robó” 41 mil votos en la pasada elección con los que neutralizó la llegada de Julián Ricalde nuevamente el Ayuntamiento de Benito Juárez.
Joaquín González es un político moderado, no se sale de sus casillas pero, en las últimas semanas, fuentes dignas de crédito de su entorno nos platican que lo ven irritado y molesto, instando a sus funcionarios a actuar con rapidez para revertir la pasividad e ineficiencia que el gobierno ha mostrado hasta ahora en áreas sensibles como Seguridad, Educación y Desarrollo Social.
Esa actitud de firmeza nos comentan, tuvo resultados ya que, el ala política de su administración ha mantenido perfil bajo en los últimos días lo que le permite al gobernador evaluar candidaturas de posibles aliados estratégicos, fundamentalmente en Cancún, Playa del Carmen y Cozumel, donde se darán verdaderas batallas electorales. Se rumora sobre los contactos extraoficiales con el líder del Partido Encuentro Social (PES) para negociar la presidencia municipal del principal destino turístico del Caribe y, del 52 por ciento del padrón electoral con lo que esto implica para el futuro del gobernador.
Joaquín González no quiere entregar trofeos a la oposición, – con esto me refiero a que Cancún siga en manos del PVEM y su asociado: PRI. Como también mejorar la gestión en Solidaridad y Cozumel donde sus aliados no han hecho un buen gobierno. Tarde o temprano como lo sosteníamos en la columna la semana anterior, los tiempos políticos se irán agitando y habrá que llegar a finales de año con decisiones que romperán el statu quo y algunos aliados de la antigua coalición UNE que no podrán exigir posiciones en el actual Frente que viene construyendo el mandamás de la política quintanarroense.