El gobernador Carlos Joaquín, al emitir su mensaje ante los integrantes de la Decimoquinta Legislatura, reconoció que se necesita diálogo y tolerancia, tanto de los poderes públicos como de la sociedad, así como dejar de lado prejuicios y soberbias.
Reiteró su apertura a la crítica para corregir errores, pero que seguirá aferrado a, lo que llamó, sus “convicciones democráticas de trabajar para todos, en el más amplio respeto por las libertades políticas, de expresión, las garantías individuales, los derechos humanos, por el combate frontal a la corrupción, por la transparencia de las acciones de gobierno con un profundo sentido de responsabilidad y sin tener miedo a hacer lo correcto, siempre en favor de Quintana Roo para progresar, no para regresar a las viejas costumbres y malos hábitos de una política autoritaria e intolerante”.
Fue un informe sin repudio a las críticas, sin acarreados, sin el autoelogio, al que nos tenían acostumbrados gobiernos anteriores. Había sido fácil para los gobernantes al rendir cuentas, resaltar las cifras positivas para ocultar lo negativo; En el segundo informe de Carlos Joaquín, la “tarea” de los paleros fue eliminada, no existió el servilismo que suele predominar en esos eventos.
A todos los medios de comunicación se les permitió y facilitó su trabajo, sin distingo; la titular de la coordinación general de comunicación Haidé Serrano, fue atinada al generar y permitir espacios libres para transmitir, entrevistar y convivir entre los medios informativos.
El gobernador realizó un recuento de lo alcanzado en el primer tercio de su mandato, las obras y acciones que permiten evolucionar y avanzar, sin ovacionarse. Destacó que los procesos judiciales seguirán, de igual manera la realización de acciones que lleven a cumplir con los compromisos adquiridos.
A nuestra entidad les esperan aún grandes desafíos; la tarea no es de una sola persona, sino de todos los quintanarroenses.
Al tiempo…