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29 junio, 2024

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HABLANDO DERECHO

Harley Sosa Guillén

Presidente de la Comisión de los Derechos Humanos en Q. Roo

Harley Sosa Guillén
@HarleySosaG

El valor de una disculpa

“Juan” es un menor de edad que se encontraba una noche en una concurrida plaza comercial; de repente sintió la necesidad de orinar, por lo que acudió a uno de los baños de dicha plaza, pero estaba cerrado; inmediatamente acude a otro pero tampoco le fue posible ingresar. Ante su urgencia, no le quedó más que hacer su necesidad fisiológica en un área de dicha plaza. Sin embargo, justo en ese momento, el menor fue descubierto por un agente policial, quien le indicó que debía limpiar su micción, obligándolo a hacerlo con la camisa que tenía puesta el menor y al terminar de limpiar fue detenido.
El caso de “Juan” fue uno de los varios que investigó la Comisión de Derechos Humanos del Estado durante 2015 y que concluyó en una recomendación. Si bien hay que señalar que la detención estaba plenamente justificada de acuerdo al Bando de Policía y Buen Gobierno del municipio en donde sucedieron los hechos, el hecho violatorio investigado y sustentado, fue el trato indigno en contra del menor por parte del agente policial por compelerlo a limpiar la orina con su propia vestimenta.
En la Recomendación, se establecieron distintos puntos resolutivos para resarcir la Violación al Derecho del Niño, entre ellos el de que el agente le ofreciera una disculpa pública al agraviado, misma que se realizó durante un acto cívico en el que estuvo presente todo el cuerpo de seguridad pública municipal.
Así como en el caso de “Juan”, las recomendaciones emitidas el año pasado incluyeron las disculpas públicas. Y es que en observancia de la Ley de Víctimas, se han implementado medidas de restitución, rehabilitación, compensación y satisfacción y medidas de no repetición para la efectiva restitución de las personas afectadas en sus derechos fundamentales y de ser procedentes para la reparación de los daños y perjuicios que se hubiesen ocasionado.
Porque muchas veces, ni el dolor, ni el trago amargo es compensado con alguna remuneración económica, sino con una simple pero valiosa disculpa. Desde mi punto de vista, este tipo de acciones permiten a una sociedad estar en paz con sus instituciones, tener confianza en ellas y garantizar el pacto social contenido en nuestra constitución. Una disculpa tiene mucho más valor que permite cerrar heridas. La dignidad es un valor y un derecho que no puede ser trastocado. Porque la relación entre gobierno y ciudadanía, es tan frágil como una relación personal y su solidez dependerá de las bases en las que se construya. Por tanto respeto, honestidad y justicia e igualdad son clave para garantizar un mejor presente y futuro.

 

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