HABLANDO DERECHO
Presidente de la Comisión de los Derechos Humanos en Q. Roo
Harley Sosa Guillén
@HarleySosaG
“Topo Chico; Infierno Grande”
Los Diagnósticos Anuales de Supervisión Penitenciaria que elabora la CNDH dan cuenta de la urgente reestructuración de dicho sistema no solo en materia de infraestructura, sino también en la cuestión de estabilidad interna y de respeto a los derechos humanos de las y los internos. El último diagnóstico arrojó que la calificación del sistema penitenciario del país en 2014 fue de 6.02; calificación que ha ido disminuyendo gradualmente desde el 2011.
Los lamentables acontecimientos en el penal de Topo Chico, en el estado de Nuevo León, en el que fallecieron 49 internos a causa de un motín iniciado por grupos antagónicos son un reflejo de esta situación. Se trata de varios factores que inciden no solo en este penal sino en todas las cárceles del país: desde la sobrepoblación, el autogobierno, privilegios para algunos grupos al interior –muestra de ello es el baño sauna en uno de los edificios de ese penal-, cuotas y extorsiones.
Esta situación no debe pasar inadvertida tanto para las autoridades de todo el país, ni para la sociedad. Eliminar el hacinamiento, mejorar la infraestructura, poner orden al interior y garantizar la integridad de las y los internos, son tareas urgentes en materia penitenciaria. Generalmente los retos a enfrentar en esta tesitura tienen que ver con la cuestión presupuestaria. Sin embargo muchas otras también son de capacitación, estrategias, políticas públicas y también de voluntad.
Pero también está el reto social. Y es que reiteradamente se cuestiona por qué velar por los derechos humanos en las cárceles. Sabemos que es difícil hablar de los derechos de quienes cometieron algún delito, sobre todo para las personas que fueron víctimas de éstos. No minimizo estos hechos. Sin embargo, de acuerdo al espíritu de nuestra constitución, las cárceles deben ser verdaderos centros de reinserción social. Y para que ello sea una realidad se deben cumplir ciertos parámetros al interior.
Además la Constitución es muy clara en señalar que en México todas las personas gozarán de los derechos humanos sin importar su circunstancia. El día que se empiece a distinguir entre quienes sí tienen derechos y quienes no, dejará de aplicar el Estado de Derecho, favoreciendo únicamente a quien convenga. Los derechos humanos deben ser para todas las personas; por lo que se debe procurar siempre que las personas que están recluidas dentro de la cárcel estén en condiciones dignas. A fin y al cabo se trata de vidas humanas. Pues como afirmo siempre que asisto a la cárcel para hablar con las internas e internos: “perdieron su libertad, pero no su dignidad”.