Su inicio como fue como el gobierno de las grandes transformaciones para México. Hoy, se ha convertido en la pesadilla de la ciudadanía.
La gestión de Enrique Pena Nieto mantiene solo un 12 por ciento de aceptación ciudadana y la el Índice de Percepción de la Corrupción, en su última entrega, elaborado por Transparencia Internacional y su Capítulo mexicano informa que el país pasó a la posición 123 entre los 167 países evaluados.
La depreciación del peso mexicano frente a la divisa estadounidense ha sido de un 65 por ciento en lo que va de la actual administración Peñista, dejando al desnudo el fracaso de la política macroeconómica de un gobierno que premia a los funcionarios que no lograron resultados como es el ex secretario de Economía Luis Videgaray Caso, flamante secretario de Relaciones Exteriores a cargo de los escarceos de las primeras negociaciones con la administración Trump en las que no ha logrado resultados concretos durante esta semana en Washington.
Con un Índice de inflación disparado a causa del “gasolinazo” del último mes. La tasa inflacionaria es de las más elevadas en los últimos 15 años y, aparentemente, seguirá cargando sobre las espaldas del pueblo mexicano, que debe esperar más ajustes de la política neoliberal que pone en riesgo la prestación de los derechos básicos con los que la Constitución debe proteger a los mexicanos.
Toma de decisiones
El recambio de los funcionarios que no rinden es normal en cualquier administración. Esta situación es no normal y debe dejar de verse como una debilidad del gobierno, el reemplazo de quien no cumple con las expectativas en la función o, no este a las alturas de las circunstancias que vive Quintana Roo.
Los secretarios y demás funcionarios son “fusibles”, que están para ayudar a un gobernador, alcalde a su labor diaria y, cuando no cumplen con las expectativas puesta en ellos deben saltar como el fusible que son. No debilita la imagen de un gobernador de un presidente municipal los reemplazos que requiera hacer dentro de su gabinete.
En el tema de la seguridad y, más allá de la adquisición “llave en mano” de sistemas de seguridad e inteligencia foráneos, cámaras de vigilancia y arcos requiere que las autoridades trabajen en calidad y no, en cantidad, iniciando un programa de jerarquización y capacitación de efectivos policiales en todo el Estado.
El ejemplo lo tenemos a mano, muy cerca, en el vecino estado de Yucatán donde la eficacia en materia de Seguridad Pública es reconocida a nivel nacional, con una policia estatal jerarquizada y confiable.
