Ante la gran expectativa de admirar uno de los fenómenos astrológicos más grandes del universo muchos ciudadanos se aprestaron a salir a las calles para apreciar este evento, pero los chubascos cayeron por sorpresa y arruinaron este espectáculo.
Si bien el clima nublado impidió observar el vislumbrar el eclipse solar, en diversos puntos del territorio quintanarroense las actividades que organizaron los planetarios en los municipios de Chetumal, Cancún, Cozumel y Playa del Carmen y que dirige el Consejo Quintanarroense de Ciencia y Tecnología, siguieron adelante con talleres sobre los eclipses, la luna y el sol, con el fin de fomentar en las nuevas generaciones la curiosidad por querer saber sobre astronomía.
El eclipse solar que fue total en ciudades de Estados Unidos como Oregon, en días anteriores las compras de pánico no se hicieron esperar en tiendas de conveniencia que comercializaron los lentes especiales para apreciar esta maravilla astronómica que se apreció de costa a costa y ocultó el sol en 14 entidades del país vecino.
Estas capitales de la Unión Americana estuvieron abarrotadas por la enorme cantidad del número de visitantes que viajaron para sólo por ver este espectáculo; mientras que los mexicanos fueron menos precavidos al usar lentes solares de uso común para observar el eclipse.
Sin embargo, los compatriotas dan a esta danza de la luna con el sol otro significado ancestral que vienen desde las antiguas civilizaciones como los mayas, etc., como son los mitos urbanos que se le atribuyen a las personas que nacen bajo este evento como sujetos que iniciarán grandes movimientos sociales para el mundo como lo fue Carl Marx o el tener dotes especiales, esta idiosincrasia fue aprovechada por todos los negocios que venden objetos de santería y prestadores de servicios turísticos que ofrecieron reuniones sensoriales y talleres de introspección.
Bajo el mismo tenor el sector que se dedica a prácticas de meditación y las artes curativas como la herbolaria y hasta de los que se dicen chamanes se dieron rienda suelta, ya que en diversos centros de hospedaje, playas y ruinas arqueológicas aprovecharon a sacarle jugo a este evento astronómico que lamentablemente no se apreció en su totalidad en el estado.
Lo que no cabe la menor duda es que el eclipse solar sólo demostró las intensas creencias de superstición que tiene la sociedad mexicana, ni que decir de las familias mayas en las que muchas mujeres embarazadas mejor no le tentaron a la suerte, por lo que decidieron colocarse un hilo rojo en la muñeca para contrarrestar los ‘’supuestos’’ daños que el eclipse solar le pueda provocar al neonato.