Por definición la migración es una actividad en la que las personas cambian de lugar de residencia mudándose a otra ciudad, región o país. Puede ser de forma regular cuando se respeta la legislación de salida y viaje del país de origen, así como el tránsito e ingreso en el territorio del país receptor, las razones frecuentemente son la superación académica o laboral.
Sin embargo, también existe la migración irregular provocada por fenómenos como las guerras, conflictos políticos, pobreza económica o desastres naturales. Que normalmente pone a las personas en situación de vulnerabilidad, además de generarles estrés y ansiedad. Desafortunadamente de acuerdo con en el informe Flujos de migrantes en situación migratoria irregular provenientes de África, Asia y el Caribe en las Américas publicado por la OEA, en la actualidad vivimos una ola de este tipo de migración sin precedentes.
Dicho reporte indica que la migración de nacionales de África y Asia a las Américas, así como del Caribe, dentro de la propia región, se ha incrementado en los últimos años e incluye migrantes económicos, solicitantes de refugio y víctimas de tráfico de personas. Siendo los Estados Unidos el país de destino más importante. Otro dato interesante, es que en las Américas, Brasil es el segundo destino con mayor flujo migratorio, principalmente de haitianos, africanos y asiáticos. México y Ecuador son destinos a los que recurren personas provenientes de Cuba.
En el caso de nuestro país, de acuerdo con el Instituto de estudios y divulgación sobre migración (INEDIM), “aunque México sigue siendo el principal emisor de migrantes en Estados Unidos, el flujo ha estado decreciendo constantemente en los últimos años, siendo reemplazado por migrantes provenientes de Centroamérica y el Caribe. Una tendencia alarmante dentro del flujo migratorio originario de Centroamérica es el aumento de la migración de niños, niñas y adolescentes no acompañados, que hizo detonar una crisis humanitaria en 2014 pero que se mantiene como un patrón constante”.
Estos flujos migratorios impactan fuertemente la gestión migratoria, los países implicados deben enfrentar dificultades como la provisión de los servicios esenciales y la atención de riesgos asociados como el tráfico de drogas, la prostitución, el tráfico ilícito de migrantes y trata de personas.
Para solucionarlo, se debe atacar el problema de desde la raíz mediante el combate a los conflictos que la ocasionan, la violencia, la pobreza, la falta de oportunidades y la inestabilidad política. Así como propiciar el diálogo regional para la adopción de un enfoque de responsabilidad compartida.
En suma, la migración irregular requiere acciones de los países que conforman la ruta migratoria, que deben trabajar en conjunto pues no hay un país que pueda dar una solución de forma aislada.
