Los senadores Fernando Herrera y Raúl Morón, del PAN y PRD, respectivamente, exigieron a Enrique Peña Nieto que actúe con mayor fuera en contra de funcionarios y gobernadores corruptos, y que no ponga como pretexto que aún está pendiente la designación del Fiscal Anticorrupción.
De entrada, el llamado que hacen a la federación estos dos legisladores es relevante, ya que no se ha actuado de manera puntual contra los ex gobernadores que han dejado el cargo con la maleta llena y han logrado escapar a sendas órdenes de aprehensión, como en el caso de Javier y César Duarte, ex de Veracruz y de Chihuahua, respectivamente.
Sin embargo como buenos panistas y perredistas que son ven la paja en el ojo ajeno y acusaron únicamente a los ex servidores públicos del PRI, lo que da muestra de su deshonestidad, como si los panistas y perredistas que han ocupado cargos, se mantuvieran inmaculados.
La petición, decíamos, es puntual y relevante, pues aseguran que la PGR cuenta con los atributos necesarios para proceder en contra de los personajes que no supieron servir a la gente y más bien ser sirvieron de ésta, por lo que no es necesario esperar a que se nombre al fiscal anticorrupción, y ni siquiera una instancia de este tipo.
En México de pronto se dio como una moda el “raterismo” de los ex gobernadores, y surgieron nombres de muchos de ellos como Andrés Granier, Humberto Moreira, Javier Duarte, César Duarte, Roberto Borge, Fausto Vallejo, entre muchos otros, lo que hace creer que antes los gobernadores, al menos se median en sus trácalas.
El caso es que si bien son muchos nombres, son pocos contra los que se ha actuado. Mucho ruido y pocas nueces, como en el caso de Roberto Borge en Quintana Roo.
