Tocamos fondo… en cuanto a los capitales que salen del país sin remedio, acumulados por los grandes cómplices del gremio peñista, tan atingentes y complacientes, siempre dispuestos a rodear al presidente y formar, como explicó la burda Carolina Monroy del Mazo, un ejército en su defensa. Ce todas las conductas políticas posibles la de Carolina ha sido, en medio siglo, una de las más abyectas y contrarias al criterio general. Estoy seguro ya de que quieren acabar hasta con el último resquicio del PRI.
Por su parte, el señor peña nieto convirtió su informe en una especie de clase universitaria, a un grupo de jóvenes que creen estar así construyendo el futuro, cuando ningún derecho tiene para ello vencido por las pruebas en su contra, convertido en el plagiario nacional y en un ignorante que no requirió ni leer su propia tesis para encumbrarse. Vaya lección que se les está dando a los estudiantes de hoy. Ni con el flagelo de Díaz Ordaz.
Sí, es cierto. A peña le favorecen los distractores y hasta tiene una sospechosa suerte: la muerte de Juan Gabriel, el pasado domingo 28 de agosto, le vino a dedillo no sólo para distraer a las masas por la caída del “ídolo” –con serias sospechas sobre el desenlace por el retraso en comunicar la noticia y el sigilo extremo de familiares a los que él no quería cerca–, sino para disminuir la animosidad de millones de mexicanos hastiados de su gestión presidencial y de cuanto representa.
El impacto fue tan grande como el avionazo en el que murió, en abril de 1957, el queridísimo Pero Infante Cruz, acaso el mayor icono de la farándula mexicano en más de medio siglo. Todo se vino abajo, incluyendo su aeronave cargada de contrabando, en Mérida, sobre una casa de paja en donde una pobre señora, víctima también, cumplía sus funciones escatológicas y así acabó sus días, quemada como si hubiera hecho erupción un volcán en donde sólo existe un cerro, en Muna, en la enorme planicie yucateca.