De acuerdo con las cifras más recientes del Ranking Mundial de Destinos Turísticos de la Organización Mundial del Turismo 2016, México es el octavo país más atractivo para visitar del mundo. Con 35 millones de turistas internacionales, nuestro país obtuvo en cuatro años un crecimiento en esta actividad económica cercano del 50%. Por el concepto de ingresos por turismo nuestro país se encuentra en el lugar número 14 mundial al registrar cerca de 20 mil millones de dólares. Esto implica que el atractivo de país ha ido en aumento por sus grandes valores de capital humano, calidad hospitalidad y la gran riqueza natural, histórica y cultural.
El Top Ten de países más visitados en el mundo, ordenados de mayor a menor: Francia, Estados Unidos, España, China, Italia, Reino Unido, Alemania, México, Tailandia y Turquía. Algunos de ellos, paradójicamente son también algunos de los mayores emisores de turistas a nuestro país, como Estados Unidos, que aporta un 59% de nuestro turismo internacional; Canadá (un 10.7%), el Reino Unido (3.2%), Colombia (un 2.4%) y Argentina (con un 2.3%).
El crecimiento de la actividad en nuestro país ha demostrado su potencial, el cual está entre muchas otras cosas ligado a la diversidad de su oferta en destinos (playas, desiertos, ciudades coloniales y modernas) y al impacto transversal que tiene en la economía. La mayor contribución al empleo derivado de la derrama económica en los destinos mexicanos está en las áreas de: Restaurantes, bares y centros nocturnos, seguido del transporte de pasajeros, los bienes y las artesanías y el comercio, alquiler, entretenimiento.
Estos y otros indicadores señalan a México como líder regional, muestran tendencias interesantes y positivas, pero también grandes retos nacionales en este importante sector, entre los que podemos destacar dos: La sustentabilidad: cómo habremos de hacer viable nuestros destinos en el futuro y preservar nuestros recursos ante el impacto del uso de ellos y ante el cambio climático.
El fortalecimiento de la cadena de valor a través de la participación de las empresas locales en las oportunidades que genera la derrama económica.
Desde luego esta es tarea de toda la sociedad: Gobiernos en sus tres órdenes, empresarios, instituciones educativas, sociedad civil en donde existe un punto de encuentro: la responsabilidad social y la generación permanente de valor responsable.