Para entender toda problemática de forma integral, es necesario llegar a la raíz del problema, comprender los factores que generan tal situación y entonces, poder deslindar responsabilidades y hacer lo justo.
La raíz de todo problema suele estar a veces oculta o sencillamente se sabe y nadie lo desea abordar.
El famoso ruso-ucraniano, género polémica en nuestra ciudad: que si le habían linchado, que si se lo merecía, que si la policía llegó y se fue, y en general, mil cosas más.
Lo cierto es que se tiene que buscar la raíz de ese problema: hace poco más de seis meses se hicieron las primeras denuncias sobre el fulano, en las redes se informaba de sus agresiones y hasta en los medios salió una nota de lo que pasaba. Seguramente se esperaba, por parte de la ciudadanía, que el servicio de migración lo expulsará de nuestra patria pues mancillada nuestra cultura y resulta que no fue así.
Lo que le ha pasado al extranjero, la golpiza que una horda enardecida le propinó, las múltiples ofensas que ya había hecho y la ausencia de una institución de seguridad pública real, nos llevan a cuestionarnos: ¿Dónde está la raíz del problema?, ¿quién no hizo lo que le correspondía en tiempo y forma?
Todo se pudo haber evitado si se hubiese procedido en el momento oportuno, si nuestras instituciones hicieran lo que les corresponde, sin miedos ni miramientos pero, las personas que las conforman, carecen de ese sentido de responsabilidad y custodia por el bien social.
Ahora todos se echarán la bolita: que si fue Borondongo, Bernabé, Murundanga, Songo o Teté. Tal vez agarren a uno de esos que aventó una piedra y se dé por cerrado el caso de barbarie en Cancún.
