El PRI, propiamente como fuerza política, puede perder Quintana Roo. Hace unos meses, ¿quién pensaría que pudiera ser derrotado y arrebatarle no sólo la gubernatura sino la mayoría en cámara y ayuntamientos. Sí. Esto es posible. La competencia y la gubernatura, por ende, se definirá entre dos: Carlos Joaquín (PAN-PRD) y Mauricio Góngora (PRI-PVEM-PANAL). No tengo duda que el PRI inició la campaña como favorito para repetir –nuevamente- un período por 6 años más en el Poder Ejecutivo, pero el descontento, el mal trato, la nula posibilidad de hallar un empleo y la inseguridad, han contribuido a generar una molestia entre la sociedad.
Hay por lo menos, 3 indicadores que me dicen que el PRI, o bien no está arriba en las preferencias o la competencia está cerrada: primero, Góngora asistirá al debate del próximo 28 de mayo. Anteriormente, el PRI no lo hacía pues se sabían ganadores por amplio margen. Segundo, la guerra sucia a Carlos Joaquín. Por regla general en el estudio de las campañas, quien va de puntero no ataca, a menos que no se halle como tal. Tercero, su desmarque del gobierno saliente. Es evidente que el nuevo empuje que le está dando Mauricio Góngora a su campaña es para, por un lado, marcar distancia del actual Gobernador y, al mismo tiempo, captar simpatías.
Sea por cualquier modo, el PRI hoy puede perder un bastión que hace apenas unos meses tenía luces verdes para granjearse un gobierno más. El 5 de junio se verá.