Muchos en este país ya dan casi por hecho que el próximo presidente de México será Andrés Manuel López Obrador, dado el desprestigio que ha generado al PRI el gobierno de Enrique Peña Nieto y debido a que Acción Nacional se encuentra desdibujado.
Sin embargo hay dos puntos que se deben tomar en cuenta y es la soberbia que vuelve a mostrar el político tabasqueño y el otro es que hace seis años llevaba una ventaja superior a la que hoy marcan las encuestas y fue derrotado.
El dueño del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) debe entender que si bien hoy todo le favorece, lo mejor para su causa sería cerrar la boca, ya no hablar tanto porque está visto que su lengua lo traiciona.
Hace unos día leí en una columna de un diario nacional que lo mejor que pudiera hacer Andrés Manuel es nadar de a muertito y dejar que las olas lo lleven solas hacia puerto seguro.
Ni más ni menos que hace un par de días, el Peje sacó a relucir nuevamente su intolerancia, al señalar que los periodistas de Veracruz están bien maiceados, en una afirmación en la que no sólo generaliza, sino que además acusa al gremio sin prueba alguna.
De continuar con este tipo de aberraciones, el tabasqueño no tardará en tropezar una y otra vez con su propia lengua, hasta ser rebasado por aspirantes de otras fuerzas políticas que hoy ni siquiera pintan.
Por ello es que, aquellos que ya dan por hecho que el tabasqueño se colocará la banda tricolor en el 2018, deben pensarlo bien, ya que Andrés Manuel suele sentirse muy sobrado cuando las encuestas le favorecen, siendo un político de mecha corta y sumamente intolerante.
Así es que si en realidad, lo que quiere López Obrador es la Presidencia, lo mejor es que se calle.
