La crisis que viven los medios impresos e incluso los electrónicos es una realidad “lógica”, ante la embestida del internet, de las redes sociales que hoy son la moda para estar “informado”.
El prestigiado diario Reforma es el más claro ejemplo, ya que hace unos días decidió despedir a un número importante de corresponsales estatales, al no poder pagar sus sueldos.
Decimos que se trata de un hecho “normal” o “lógico”, y es comparable a lo ocurrido con las salas cinematográficas (cines), cuando entraron al mercado las videocaseteras. Muchas de ellas tuvieron que cerrar sus puertas, ante el furor de la modernidad.
Sin embargo, los cines cambiaron, se modernizaron, modificaron el concepto y ahora se presentan como multicinemas, luciendo siempre con un número aceptable de clientes, es decir, antes se extinguieron las famosas videocaseteras, así como las casas rentadoras de películas.
Y algo muy similar deberá ocurrir con los periódicos. Muchas voces advierten de su próxima extinción, ante lo que ofrecen las redes sociales como lo es la inmediatez de la noticia, así como las videocaseteras ofrecían la comodidad del hogar.
Nada de eso ocurrirá. La calidad, la veracidad y el profesionalismo de los medios impresos debe imponerse a la poca seriedad con la que se manejan las redes sociales, en donde cualquiera crea su página, sube lo que le venga en gana y ya con eso se siente periodista.
Los medios impresos cobrarán muy pronto un nuevo auge ante una sociedad ávida de estar bien informada. El periodismo debe cambiar, ser una profesión y no una ocurrencia. El periodista no se hace en la redacción, se hace en la escuela, en la universidad, y eso es lo que deben exigir los medios ante la crisis.
