Y mientras se discute que si va o no va el presidente Enrique Peña Nieto a Estados Unidos para ser regañado por su homólogo de aquel país, Donald Trump, en México ya se prepara el “otro gasolinazo” que se verá en los expendios a partir del 4 de febrero.
¿Ahora cuál será el pretexto?
Se supone que en enero la gasolina dejó de ser subsidiada, que fue colocada de acuerdo a los precios internacionales y al costo del petróleo. Que se tomó la decisión en el primer mes del año porque si no se hacía, se recortarían los apoyos sociales y se hubiera tenido que endeudar más al país (siendo que Peña Nieto ya aumentó la deuda al 100 por ciento en cuatro años).
¿Entonces cuál será su argumento?
Cualquiera que sea su postura, el mexicano no la tolerará y saldrá con más furia a las calles para ordenar, repito, para ordenar al residente de Los Pinos que dé marcha atrás a tal determinación o que renuncie, ante su evidente incapacidad para gobernar esta nación.
Dicen que pareciera una competencia entre Donald Trump y Enrique Peña Nieto para ver quién de los dos tiene más capacidad para joder a los mexicanos. Y vaya que el presidente de México tiene mucho más talento para ello, sólo para ello.
Hasta ahora nadie se ha atrevido a pronosticar qué sucederá el próximo 4 de febrero, cuando las gasolineras impondrán un nuevo precio por el combustible, siendo que la población aún no digiere y menos acepta, el reciente incremento en enero.
Y mientras esto ocurre, siguen las “bombitas” procedentes del vecino país del norte con el capricho de su presidente en crear un muro que, según él, será pagado por los mexicanos.
Se suponía que para iniciar el diálogo fue a Estados Unidos el canciller mexicano, Luis Videgaray, sujeto ampliamente conocido por el presidente de ese país, al ser amigo de su yerno y principal asesor. Pero la estrategia no funcionó y Trump firmó, sin chistar, la orden para construir el famoso muro, al cual, por cierto, no se le encuentra mayor daño para México.
Sin embargo, la afectación sí pudiera venir por la terquedad el hombre del peluquín dorado en que México lo pagará, y para ello pretendió imponer un arancel del 20 por ciento a todos los productos procedentes de nuestro país. Esta propuesta duró unas cuantas horas, al darse cuenta que el perjudicado sería el consumidor estadounidense y no el exportador mexicano.
Todo este jaloneo en el que “tú lo pagarás”, “no, yo no lo pagaré” se ha mantenido durante los últimos meses hasta ayer, cuando Trump y Peña Nieto sostuvieron una charla telefónica, de la cual poco o nada se sabe.
En todos estos dimes y diretes, ya hubo personajes que dieron interesantes puntos de vista, como Andrés Manuel López Obrador (para muchos, el próximo presidente de México).
“El Peje” se pronunció de manera inaudita en apoyar a Peña Nieto, “quien deberá ir a negociar con Trump, pero también a denunciar ante la ONU sus medidas racistas y los daños a los derechos humanos de los mexicanos”, dijo.
También el magnate Carlos Slim dio una conferencia de prensa, en la que hizo un llamado a la población para mantener la unidad e incentivar el consumo interno, en una elocuente forma de cuidar sus intereses personales, of course.
A su vez, el ex presidente Felipe Calderón se pronunció por contestar con la misma moneda a los Estados Unidos, prohibiendo la entrada de algunos productos de aquel país a territorio nacional, como lo hicieron con más de 100 toneladas de aguacate, e imponer un mayor arancel a otros.
En fin, el año inició de pesadilla para este país que durante décadas se mantuvo en su zona de confort y que ahora debe afrontar su triste realidad.
Esto apenas comienza y pronto vendrán despidos masivos de trabajadores, desempleo, inflación, pobreza y, por ende, mayor delincuencia y violencia.
Todo esto a 16 meses de las elecciones… Para reflexionar.
Slim habla de Trump
Ell empresario Carlos Slim Helú –el único mexicano que ha visto a Trump cara a cara– también se metió al ajo con este tema y convocó con pocas horas de anticipación a una conferencia de prensa. Muchos pensaron que su convocatoria sería para destapar sus intenciones por competir rumbo a la presidencia. Sin embargo no fue así.
Su mensaje duró una hora y desde el inicio dejó claro que todo lo hecho por Trump hasta ahora y lo que planeaba hacer en el futuro, no guardaba sorpresa alguna porque todo estaba escrito en ese libro. Y sólo bastaba leer.
Aunque no tienen la misma estatura pero ambos son empresarios, Slim reconoció desde esa posición que Trump no es el monstruo, sino un gran negociador. “No es Terminator, sino Negotiator”.
Según Slim, en el libro “El arte de negociar” que escribió Trump hace décadas, se explica las cosas que suceden hoy en la relación México-Estados Unidos.
En algún momento matizó que comprendía, “por la edad”, a ese Trump anticuado y su deseo por regresar a ese glorioso pasado.
Slim se dijo contento por ver la unión de México ante Trump para “apoyar la decisión del presidente y las decisiones que tome respecto a la relación con Estados Unidos”. Y comparó esa unidad con lo visto en 1985 luego del temblor en la Ciudad de México, pero ahora, con más interés ante el desafío.
En el libro dice todo su programa como precandidato, candidato, presidente electo y presidente, sus argumentos y los cambios que quiere hacer.
Luego resumió el problema en un “complejo problema de negociación” y llamó a no atenerse a la coyuntura de un personaje que ha dicho que no tiene tiempo para ser políticamente cuidadoso.
Reconoció en Trump a un hombre inteligente pero que está buscando regresar a la época industrial gloriosa, que funcionó antes y no lo hará más actualmente.
En conclusión, para Slim, el presidente de Estados Unidos no es un monstruo, es un negociador, y México tendrá que negociar.
