En los últimos años la ciudad capital ha padecido de muchas circunstancias una de ellas son los perros sin dueño que están afectando a los sistemas ecológicos y representan una amenaza para la salud pública. El problema de los perros callejeros tiene su origen en la irresponsabilidad de la gente que ha descuidado su cuidado. Por lo tanto, su solución debe emerger racionalmente desde estas mismas sociedades. La sociedad tiene el deber de terminar lo más rápido posible con este problema. Los perros son una especie doméstica dependiente del ser humano que no puede alcanzar condiciones mínimas de bienestar fuera de esta relación de dependencia. Creo que la solución no puede recaer en la iniciativa personal, sino que debe ser ejecutada tanto por gobierno como sociedad, dotados de las herramientas teóricas y materiales adecuadas. Es por ello que es necesario implementar un censo y una campaña de empadronamiento masivo en todas las ciudades para asociar a cada perro con un dueño responsable. La sociedad tiene el deber y la necesidad de terminar lo más rápido posible con este problema. Las calles, plazas y parques de las ciudades tampoco son el hábitat natural de los perros. Es necesario apoyar desde los organismos estatales esta iniciativa con el objetivo de convertirlo en una política a gran escala, que permita erradicar a los perros callejeros. Se dice que el perro es el mejor amigo del ser humano, sin embargo, como país, no hemos tenido la altura para responder como corresponde a esta relación de amistad. Es el momento de demostrar que somos una sociedad capaz de resolver definitivamente problemas de esta naturaleza. Por ejemplo en seguridad, los perros callejeros producen accidentes de tránsito y destrucción de bienes públicos y privados.
