Trepado en la típica postura presidencialista, en la que todos y cada uno de los mandatarios han visto un México muy diferente al que observan millones de mexicanos, siempre con cifras triunfalistas, con récords en todos los ámbitos, presumiendo, pues, el mejor gobierno de la historia, Enrique Peña Nieto se pregunta a manera de conclusión, como si hoy todo estuviera a toda madre: ¿Por qué existe malhumor social?
Y así, de botepronto, perredistas, panistas y académicos de la UNAM responden sin tapujos: “Por las pérdidas del salario y del peso, por la falta de opciones en las universidades y el problema de seguridad. Pero el principal motivo es la corrupción e impunidad, como el tema de la llamada Casa Blanca –su casa-.
Puntualmente lo publicó así La Jornada:
El dirigente nacional del PRD, Agustín Basave Benítez, dijo que Peña Nieto “sigue sin entender que el asunto del ‘humor social’ no es un problema hormonal colectivo, sino un malestar por la corrupción y el autoritarismo”.
La diputada federal panista Cecilia Romero opinó que el mandatario vive en otra realidad. Lo que no ve es que ese enojo lo genera la desigualdad que persiste en el país y que temas esenciales como el combate a la corrupción sigan pendientes.
Si bien la panista coincidió con el titular del Ejecutivo en que las campañas en curso se han distinguido porque “han caído muy bajo”, puntualizó que los resultados de los comicios sí serán el anticipo de lo que vendrá en 2018.
Llama la atención la forma en que Peña Nieto quiere desmarcarse de lo que serán los resultados de este 5 de junio, al asegurar que no será un avance de lo que ocurrirá en dos años, cuando se elegirá a su sucesor ¿Sabrá algo o habla al tanteo?