Ayer se integraron a los trabajos del Ayuntamiento Benito Juárez los dos flamantes regidores, Gregorio Sánchez Martínez y Antonio Meckler Aguilera, del Partido Encuentro Social y del Partido de la Revolución Democrática.
Y por más extraño que parezca, de entre ambos concejales, será el perredista el que tendrá una función más crítica, más de cuestionamiento para aclarar los avances y hasta los retrocesos de este gobierno municipal.
Comento esto porque uno podría creer que entra un verdadero “lobo” al Cabildo benitojuarense en la persona de Sánchez Martínez, primero en aceptar una regiduría luego de ser presidente municipal.
Sin embargo, lo cierto es que Gregorio Sánchez llega diezmado al Cabildo. Ya no es aquel político fuerte, seguro, que atrajo para su causa verdaderas carretadas de adeptos, producto de una especial forma de hacer política basada, incluso, en su discurso religioso, en sus cánticos que de inmediato llamó a los fieles de la religión que profesa.
Evidentemente Gregorio ya no es el mismo, y aunque él afirme que no será un “levanta dedos”, lo más seguro es que tampoco tomará una postura crítica ni de enfrentamiento, como muchos cancunenses lo esperarían de él.
Desde luego que nadie pretende que se desaten los conflictos ni las discusiones sin sentido, que sólo confunden más a la ciudadanía. No, pero siempre es sano el equilibrio en el Cabildo, el que haya alguien que presente un punto de vista diferente.
Y al parecer, el encargado esta función será Meckler Aguilera, un abogado que llegó a la regiduría como suplemente del ex candidato a la presidencia municipal del PAN-PRD, Julián Ricalde Magaña, quien a su vez quedó colocado en el gabinete del Gobierno del Estado.
