En medio de una contingencia mayor, en la que por un lado ataca el huracán Enrique y por el otro lado un terremoto llamado Donald, es momento de que los mexicanos nos unamos, nos solidaricemos con nosotros mismos y mostremos de lo que realmente estamos hechos.
No es cuento ni es broma. Se trata de una lamentable realidad que sólo será comparable con desastres naturales, en los que la población deberá salir adelante junta.
Es tiempo de mantenernos bien alertas y actuar de la manera más pacífica posible. No podemos seguir en nuestra zona de confort como hemos acostumbrado siempre, nomás observando los noticieros y pensando: “Eso no me va a pasar a mí”. Pues nos está pasando y a todos.
O le entramos al toro por lo cuernos o nos va a cornar. Es ahora cuando hay que organizarnos como sociedad, esforzarnos hombro con hombro y ser valientes.
Es necesario estar alertas a los llamados responsables de la población y unirnos a las manifestaciones para hacernos escuchar, jamás actuar como borregos, sino entrarle con responsabilidad.
Y lo mismo si nos piden decir adiós al consumo de productos norteamericanos. Responder de esta manera a los agravios del vecino del norte, haciendo a un lado el refresco oscuro, el café de la sirena verde para privilegiar lo hecho en México. Lo mismo recurrir a la marchanta y quitarnos de aquel supermercado transnacional.
“Ay, si mi vecino sigue yendo a Walmart y bien que se compra sus cocotas ¿yo por qué no?” Adiós, se acabó esa apatía. Bien dicen que las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra. Es ahora cuando hay que manifestarnos y consumir el producto nacional.
Es por nuestra defensa y nuestro bien. Sí se puede
