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noviembre 27, 2024

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El GEN de la Ambición… (Segunda Parte)

En concreto, como ya se descubrió en 2005, el AVPR1 es el gen que posibilita que una hormona llamada vasopresina actúe sobre las células cerebrales. Esta hormona está asociada a la creación de vínculos sociales y afectivos, lo que supone una mayor tendencia al altruismo a medida que se tiene una mayor cantidad de vasopresina.
Por ello, decidieron mirar qué pasaba con el gen AVPR1 en el grupo de los dictadores y observaron que había una correlación entre quienes tenían la longitud del gen en su versión más corta y quienes manifestaron un actitud más egoísta”…
Seguramente influyen otros factores que determinarán el egoísmo o ambición de algunos seres humanos, como el ambiente en el que crecen, la familia o personas adultas con quienes conviven durante el proceso formativo de la infancia y adolescencia, las propias experiencias, incluso hay quienes aseguran que estos factores externos incluyen en el comportamiento y actitud, como el psicólogo español Iñaqui Piñuel, autor de un libro sobre la perversión del poder (‘Mi jefe es un psicópata’, de Alienta Editorial), considera que no todo se debe reducir a los genes.
Es importante elevar el nivel de conciencia de los seres humanos en general y así darnos cuenta del gran daño que se hace al entorno con actitudes egoístas y ambiciosas que al final de cuentas ya vimos que tarde o temprano las consecuencias de nuestro actuar llegan y quitan la tranquilidad a la que todos o la mayoría aspiramos.
Aristóteles aseguraba que, “El ser humano es bueno por naturaleza, su maldad se debe a la ignorancia”, si queremos construir una mejor sociedad es necesario estimular la hormona llamada vasopresina llevando a cabo actos de bondad encontrando en el dolor ajeno la satisfacción de servir y alejando la falsa ambición de nuestras vidas.

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