Un nuevo capítulo se escribió en todo ese entramado de la serie “Lord NaziRuso”, al ser dado de alta del Hospital General de Cancún en un estado de salud que difícilmente sería el apto para salir de un nosocomio, luego de la golpiza a piedras y palos que recibió por decenas de personas, y por ello horas más tarde fue devuelto al hospital.
Todo parece indicar que las autoridades han elegido la vía fácil para tratar de mantener contento a Dios y al Diablo, es decir que no tardarán en entregarlo a las autoridades migratorias y éstas a su vez a la diplomacia rusa para su deportación, y tan tan.
¿Y tan tan? No, no puede ser así de fácil. El caso quedaría entonces colgando de un hilo o de alfileres (como diría Carlos Salinas)
Entonces, en caso de quedar así, se le daría vuelo a la impunidad, en la que primeramente el ruso deberá ser juzgado por el delito de homicidio y quizá absuelto, al tratarse de asesinato en defensa personal, toda vez que la turba entró a su casa. Pero, como sea, la averiguación previa debe seguir.
Además se debe investigar la razón por la que las Policías Municipal y Estatal se retiraron del lugar dejando en el abandono a una multitud enardecida, dispuesta a linchar al Ruso -lo que finalmente hizo-.
Tampoco se puede pasar por alto precisamente la agresión de tanta gente que entró al lugar y que hasta el momento no ha habido un solo detenido, pues la ley es clara y marca que nadie puede hacerse justicia por su propia mano.
Incluso, también se deberá averiguar la razón por la que este sujeto sumamente violento no fue deportado, comolo solicitó la diplomacia rusa, por autoridades del Instituto Nacional de Migración, cuando además Aleksei se encontraba como ilegal desde enero pasado.
En fin, esta trama no ha terminado, como pretenden las autoridades, y aún falta el desenlace, al que se deberá llegar con la ley en la mano.
No hay otra.
