Hace apenas un par de días leí un comentario en redes sociales del empresario hotelero, Juan Carrillo Padilla, lamentando el cierre de la perfumería más tradicional de Cancún, Ultrafemme, ubicada en la avenida Tulum, siendo esta la prueba más fehaciente del deterioro en el centro de esta ciudad.
Hoy esta zona se ha convertido en el más claro ejemplo de la nula visión de las autoridades municipal y estatal en las anteriores administraciones con su rotundo fracaso en los programas para rescatar el centro.
Durante años han sido una tras de otra las pésimas decisiones del gobierno municipal. Primero Rafael Lara inventó los andadores de Tulipanes, afectando el tránsito de la Tulum hacia el Parque de las Palapas y la Yaxchilán.
Tiempo después, Francisco Alor metió mano a dicho parque, colocando enormes carpas de vinil donde antes habían palapas y creando una inmensa plancha de cemento, en una clásica obra sólo para justificar gastos. Tiempo después reinstalaron las palapas.
Y hace apenas un par de años, en el que parecía que sería el proyecto más ambicioso para rescatar el centro de Cancún, con inversión de la federación, el gobierno de Paul Carrillo acompañado por Sintra determinaron cerrar las laterales de la Tulum para convertirlas en andadores, sin estacionamientos.
Esto fue la estocada final a muchos comercios en la avenida, generando el efecto contrario al proyectado.
La negligencia y la ineptitud han provocado que el lugar, antes turístico, se convierta en una gran ampliación del Crucero, y ahora en lugar de tiendas de categoría, sólo hay casas de empeño, fondas y negocios con la cortina abajo.
La Tulum y la Yaxchilán, anteriormente las avenidas más alegres y concurridas, hoy lucen oscuras y peligrosas.