El que haya habido una balacera, se debe al hecho de que los narcotraficantes se vuelvan cada día más poderosos, con armas de alto poder, atreviéndose a ir por una lideresa o a matarse entre ellos por el control de una plaza, originando así una crisis entre los habitantes de nuestro Cancún o entre nuestros visitantes; pero los grupos criminales dedicados al narco, se deben a que en nuestra sociedad de manera generalizada ha habido un aumento de adictos, de personas que necesitan ingerir cualquier clase de drogas ya sea por problemas existenciales, afectivos, por desadaptaciones sociales de incomprensión o por cualquier otra situación; pensando que los estimulantes les permitirán “entenderse”, “ver” la vida diferente, “aislarse” de la sociedad, “pasarla” muy chévere, cuando la realidad es que son personas enfermas que necesitan ayuda y que sólo empeoran la situación, no sólo individual y familiar sino el entorno mismo de toda una sociedad.
El caos provocado hace unos días, no fue espontáneo ni fue porque a alguien se le antojo hacer uso de las armas ni mucho menos por pasar el rato; la raíz del problema resulta tener muchas variantes: mal gobierno, una sociedad harta y cansada de la injusticia, individuos débiles y enfermos que buscan una salida generosa a sus problemas, tráfico ilegal de armamento, maldad en el corazón de muchos y deseos ambiciosos de poder y dinero de otros.
Vivimos una sociedad enferma, con deseos de hacer el bien pero con más ganas de protestar y hacer cambios; el caos no parara hasta que exista la determinación de tener control sobre quienes venden las drogas y quienes las consumen pues es una simbiosis.