¿Cuántas veces se topa usted con un automóvil que emite gases tóxicos más allá de los permitidos? ¡Cientos! Y acontece que no sabemos a quién reportarle ni tampoco si habrá un seguimiento y posible solución.
Por todos lados encontramos perros “extraviados”, anuncios de dueños tristes por sus animales y seguramente se tiene la percepción de que existe una banda organizada de ladrones de mascotas pero, regresamos a lo mismo: ¿A quién denunciar? ¿A quién acudir? Al final lo más probable es que tampoco se tenga solución.
Pareciera que en nuestra sociedad la organización establecida impide que haya un medio de comunicación eficaz en donde denunciar, ahora se estrenara el famoso 911 que al parecer absorberá las denuncias realizadas a la Policía Local, Policía Judicial Estatal y del D.F., Cruz Roja, Sistema Nacional de Atención de Emergencias de la Ciudadanía, Bomberos y de servicio social.
Lo interesante de todo esto, es que parece que se decidió por éste avanzado sistema debido a las múltiples llamadas que gente payasa realiza como regocijo malsano de una broma tonta pero no por dar una solución oportuna a problemas.
¿Será que a través de éste sistema se podrá denunciar cualquier anomalía en la sociedad, o será pan con lo mismo?
Nuevamente regresamos al origen, la estructura mental de los mexicanos, donde las ideas de denuncia, de reparo, de vivir en una sociedad mejor parecieran no estar registradas en el cerebro. Seguramente seguiremos viendo niños en la calle, letreros de mascotas “extraviadas”, emisión de gases tóxicos, problemas viales; pues falta mucho para que los cancuneneses giremos el chip interno y generemos una sociedad diferente.
