Dos monjas recién jubiladas de la Escuela Católica St. James, ubicada en el condado de Redondo Beach, California, utilizaron medio millón de dólares correspondientes al pago de matrículas, donaciones y cuotas, como recursos personales para gastar en Las Vegas.
Se trata de las hermanas Mary Margaret Kreuper y Lana Chang, quienes se retiraron a principios del año. La cifra representa solo lo que los auditores pudieron rastrear de los últimos seis años de registros bancarios pero se desconoce si la cifra se podría incrementar si se investiga tiempo atrás.
La noticia la publicó el diario Daily Breeze y el Southern California News. De acuerdo con el testimonio de los padres de familia y de funcionarios de la arquidiócesis de Los Ángeles, las monjas contaban a los padres que la escuela operaba con presupuesto limitado, mientras gastaban el dinero en juegos de azar y casinos.
Padres de familia señalan que la institución sabía del caso pero las monjas habían manifestado su remordimiento, por lo que la escuela y la arquidiócesis no habían presentado cargos.
Pero la inconformidad de los padres de familia obligó a realizar una investigación más profunda con servicios de auditoría privada, lo que reveló la cifra.
Kreuper era la directora de la escuela mientras Chang se desempeñaba como docente.
El caso se destapó derivado de un choque afuera del colegio en la que murieron cuatro personas. Dicho acontecimiento obligó a una investigación en la que salieron a la luz depósitos por parte de la escuela a una cuenta bancaria particular.
La Arquidiócesis notó un comportamiento extraño en Kreuper lo que levantó aún más sospechas.
Los auditores indicaron a los padres de familia que la cuenta bancaria había sido utilizada para manejar recursos de la escuela pero que aparentemente había sido olvidada años atrás. Se abrió en 1997 y los registros bancarios hasta antes de 2012 ya no existen. Solo las monjas sabían de la cuenta.
Al ser la directora de la institución, Kreuper tomaba los cheques emitidos a nombre de la escuela pero los retenía para depositarlos en la cuenta antes mencionada, respaldando al reverso con un sello que decía “Convento St. James” en lugar de “Escuela St. James”.
Los padres de familia buscan procesar a las monjas sin que intervenga la arquidiócesis, ya que indican que su esfuerzo sería “dudoso”.