La masa de educandos deben ir como un ferrocarril: firmemente a cumplir el magno propósito de obtener el certificado de haber cumplido exitosamente sus niveles académicos.
Para el sistema educativo el objetivo resulta maquiavélico: llegar al fin sin importar los medios, lo cual implica que sencillamente, no importa el verdadero nivel académico con el que egresa el alumno.
Los padres parecen ignorar el asunto, creyendo firmemente que sus hijos tienen una educación que les permitirá insertarse exitosamente en el sector laboral, y que su progreso en las aulas fue estupendo.
De la masa de alumnos, un porcentaje mínimo llega a alcanzar los estándares reales de éxito total, mientras que de forma cruda la gran mayoría no logra hacerlo.
La consigna es clara: el Neoliberalismo y la Globalización, a través del brazo ejecutor de las normas necesarias, la OMC, exige que los porcentajes de egresados por país sean elevados para garantizar que los trabajadores, tengan ciertas características en las áreas de producción masiva.
Disyuntiva
Para la planta docente estas medidas representan una disyuntiva: aceptar que todo chico debe de pasar sus niveles académicos pese a resultados negativos o, apoyar a los chicos carentes del nivel deseado para que recursen, hasta alcanzar la madurez y los conocimientos necesarios y entonces realmente alcanzar el puntaje deseado en la prueba PLANEA.
La neta, es que todo docente sabe perfectamente bien lo que debe de hacer pese a que exista un enojo interno, pese a que a nivel nacional se perciba un bajísimo nivel académico.
Lo cierto es que México no avanzará en lo que realmente importa- la educación-, si no asume la realidad que vive.