¿Cómo termina un ex gobernador, senador de la república siendo la comidilla en el aniversario del estado? ¿De verdad Félix González Canto perdió los estribos o fue una estrategia para llamar la atención?
De haber sido real su sobresalto, estamos ante un hombre que no sabe manejar el fracaso, porque el político cozumeleño, acostumbrado a ganar desde la presidencia municipal de su isla hasta la senaduría, nunca había estado en una situación política adversa como la que atraviesa en este momento.
Con su pupilo y sucesor en una cárcel panameña, sin sus allegados (tipo Fidel Villanueva o su primo Javier Zetina) en los más altos puestos del poder incluso sin escoltas pagados por el erario, Félix González Canto sabe que es cuestión de tiempo para que las investigaciones por desvío de recursos lleguen hasta él.
Ya llegaron, de hecho, al quedar al descubierto que vendió más terrenos que Borge, que gastó más que su delfín en imagen y publicidad, pero el fuero le protege… aunque solo por pocos meses más.
Al parecer cada vez que se ve impotente Félix reacciona con furia, así lo hizo cuando destruyó propaganda de Carlos Joaquín cuando este era candidato a la gubernatura, sabiendo que era él quien iba arriba en las encuestas y no el candidato de su partido, Mauricio Góngora, hoy también buscado por la justicia. Así reacciona ahora, sabiéndose perdido… a golpes, como aquel que carece de argumentos.
¿Pero qué fue lo que hizo molestar tanto a Félix? Un tuit del secretario de Desarrollo Social, Julián Ricalde Magaña, que por cierto ni siquiera lo mencionaba, pero el senador se sintió aludido. Eran unas líneas de una canción de Serrat que dice: “hoy el noble y el villano, el prohombre y el gusano bailan y se dan la mano”.
Los presentes dicen que fue Félix quien se acercó a Ricalde Magaña y le gritó “a mí nadie me insulta” y le dio una cachetada. El exalcalde de Cancún le respondió con dos puñetazos al rostro; de inmediato González Canto levantó una silla con la que pretendía golpear a Ricalde pero antes de que lograra hacerlo éste le dio dos puñetazos más al mentón.
Esta escena fue contemplada por todos los asistentes al evento, algunos de los cuales tuvieron que separar a los políticos para que no siguieran la “batalla”.
Y aunque después no le quedó más remedio que disculparse públicamente vía Twitter no deja de ser una patética demostración de un político que ve cada vez más cerca el ocaso de su carrera. De ser el gobernador todopoderoso Félix González Canto terminó siendo material para memes. Que oso.