La situación vivida en Cancún el pasado viernes, cuando un grupo de vecinos no solo de la Supermanzana 70 sino de varias zonas de Cancún apedreó e intentó linchar al ruso Aleksei Viktorovich Makeey es una clara muestra de la realidad social que vive la ciudad.
No solo es la molestia porque un extranjero se burle de los mexicanos en su propio suelo, nos insulte y humille, principalmente a nuestras mujeres y niños, es también el hartazgo social de ver como las cosas empeoran y ninguna autoridad hace nada para evitarlo.
Cuando la autoridad no cumple su función deja un vacío que es llenado por algún otro grupo de poder, llámese delincuencia organizada o bien el mismo pueblo, que sediento de venganza toma justicia por su propia mano.
Cancún no solo golpeó a Aleksei, él fue un símbolo de todo lo que está mal en el sistema. Un Instituto de Migración que permite la residencia en el país de sujetos peligrosos, con antecedentes en su país de origen y una policía incapaz de poner orden.
La misma policía, permisiva y negligente, no garantiza la seguridad del ciudadano y en medio del caos prefiere mirar para otro lado. No hubo ninguna detención por el intento de linchamiento y según los vecinos “nadie vio nada”.
Otro factor importante fue el uso de redes sociales. Fue a través de estas que se convocó a ir a casa del ruso y donde se difundió su dirección, teléfono y hasta su pasaporte.
La descomposición social en Cancún ha llegado a un punto de no retorno. En las calles no hay ley, aunque insistan en decirnos lo contrario, esta ciudad se le ha ido de las manos a un grupo de políticos “verdes” que no han madurado lo suficiente para tener el control.
El intento de linchamiento fue noticia a nivel internacional, medios como El País de España incluso la agencia rusa Sputnik retomaron el tema, dando a Cancún ese tipo de publicidad que deberíamos evitar a toda costa. Mientras tanto en el palacio municipal reinó el silencio.
Atacan a periodista
Las calles de Cancún se han vuelto peligrosas hasta para los periodistas que realizan su labor informativa. El pasado sábado un cobarde taxista agredió a la reportera Tina Pinzón Solís mientras hacía un enlace en vivo en un operativo de Sintra.
El taxista golpeó a la periodista y le destruyó el teléfono. Afortunadamente fue detenido por la policía y puesto a disposición de las autoridades. Se acordó que reparará los daños causados.
