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noviembre 25, 2024

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¿Democracia? (segunda parte de tres)

Fue sorpresivo que en los medios de comunicación se hablase de una toma del Congreso en la ciudad de Chetumal, para algunos indignantes, para otros loables por parte de quienes se atrevieron a hacerlo.

Isabel Rodríguez

Fue sorpresivo que en los medios de comunicación se hablase de una toma del Congreso en la ciudad de Chetumal, para algunos indignantes, para otros loables por parte de quienes se atrevieron a hacerlo.

Finalmente se hablaba de un “blindaje” que por parte del mandamás de nuestro estado se llevaba a cabo para evitar la pena de que sus números se quedaran en rojos al terminar su mandato, una cuestión que ya se había pactado hacia unos días atrás entre él y el presidente de la Nación, pero que la gente común y corriente ni enterada. Y entonces tenía que aparecer la bendita democracia, el poder de la mano levantada en señal de aprobación, la insignia que representa la supuesta decisión que todos los votantes habían depositado en cada uno de los miembros de los once cabildos y se abrió la luz, la verdad pero no a favor del pueblo.

Ocho de los once cabildos dieron a través de la democracia una puñalada trapera a cada uno de los ciudadanos, endilgándonos una deuda ajena además de proporcionar vigilancia a la máxima autoridad para los próximos años, a quien por cierto, en su cabeza no le entra la estructura de un David Cameron, capaz de dimitir ante decisiones hechas por la real democracia y no por democracia  fantoche que vive a la sombra del erario nacional.

Es increíble que nos jactemos de un México en vías de desarrollo y aún más de un estado Quintanaroense que provee una entrada muy digna de divisas a todo México través del sector turístico o que el máximo dirigente se levante el cuello al decir que somos los numero uno en agua potabilizada, cuando hay una democracia inexistente como tal, cuando los ciudadanos no entienden que es ser democráticos.

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