En los últimos años ante la podredumbre de los partidos políticos que han perdido toda credibilidad ciudadana, los movimientos civiles continúan surgiendo como espacios alternativos a mejores opciones y alternativas, volviéndose cada día mejores canales de acceso para alcanzar la representación institucional y el fomento y animación no solo de todos nosotros los ciudadanos, sino el de las mujeres feministas y el de las organizaciones locales para dar paso a la política institucional que tanto necesita México y Quintana Roo.
En las democracias modernas, los ciudadanos estamos ya cansados de votar cada cuatro años y que durante tres años y medio la mayoría de políticos no nos escuchen teniendo cheques en blanco para actuar. Hoy la mayoría queremos sentirnos partícipes de lo que se hace políticamente y de lo que deciden nuestros representantes queriendo obviar la brecha que existe entre lo que hacen ellos y lo que nosotros haríamos si pudiésemos ser escuchados o decidir. Votar hoy se ha vuelto obsoleto y sufragar nuestro sentir tampoco está resolviendo nada ya que la corrupción de la clase política y el debacle y prostitución de sus partidos, el “votarlos” solo seguiría reforzando el interés propio de su grupo que lo continúa haciendo, y donde sus sufragios son intercambiados para seguir perteneciendo a sus redes o grupos corporativos o vecinales quienes al recibir o intercambiar sus votos por despensas o prebendas, trastoca como vil acto nuestra democracia participativa y dañando la construcción de nuestra ciudadanía.
La urgencia de dar paso a nuestra indignación y fastidio, debe hacernos consientes a participar como una forma de ocupar espacios ciudadanos para la toma de decisiones públicas con las que no solo haríamos frente a los poderes establecidos, económicos o políticos, sino con el que podríamos planear e implementar estrategias ciudadanas comunes con las que llevaríamos a cabo nuestras acciones.
Considero que el activismo social lo podemos hacer todos y no solo aquella o aquel individuo que consiente de las problemáticas sociales llega a convertirse en promotor y gestor de beneficios que mejoren la vida de la población o grupos con los que trabaja o representa; hoy todos debemos luchar ante el fracaso politico y de una gobernanza fallida movilizándonos para no caer más ni permitir ser atrapado por las elites del Estado o de algún partido político donde nuestras demandas o iniciativas que tendrían que pasar de forma inexorable por ellos estarían en riesgo al poder ser intercambiadas por un interés a cualquier capital para lograr sus objetivos.