El escándalo del ruso, de cuyo nombre no deseo acordarme, ha sido un tema muy prolífico para los medios de comunicación que han dedicado líneas y líneas diciendo lo mismo, por eso no voy a abundar en éste, pero sí en un tema que tiene que ver con él, y es que la justicia aún no llega, pero llegará, la cuestión es que circundará los linderos de la simulación, de nueva cuenta.
Simulación es una palabra que he utilizado mucho, pero no hay otra que defina con mayor precisión lo que está ocurriendo en Cancún con la Policía Municipal.
En 1992 salió una película de nombre “Algunos Hombres Buenos”, protagonizada por Jack Nicholson, Demi Moore y Tom Cruise.
Trata básicamente de unos marines que aplicaron un código rojo, ordenado por Nicholson lo que provocó la muerte de uno de sus compañeros.
En resumen los marines son enjuiciados, pero gracias a la habilidad del abogado –Cruise- y su asistente –Moore-, el general termina reconociendo que él ordenó el código rojo. Nicholson termina enjuiciado, pero los marines no reciben justicia, pues son dados de baja de manera deshonrosa.
En Cancún pasa algo muy, pero muy similar.
Son 20 los policías municipales que fueron suspendidos por dos meses sin cobro de sueldo, y están en proceso de investigación, y también recibieron la orden de su jefe de actuar, o más bien de no actuar, y ahora la orden ha sido sellada, guardada en un cofre y enviada a lo más profundo del Mar Caribe, para que no la encuentren.
Julián Leyzaola y Alejandro Rodríguez Zepeda serán quienes apliquen la justicia contra estos 20 policías omisos, pero la verdad sea dicha, fueron quienes dieron la orden para que los policías se retiraran del lugar.
Aquí no habrá un abogado que logre destapar el código rojo. No habrá reconocimiento de la orden dada. Sólo se simulará que se aplicó la ley.
Aclaro que aquí no hay policías buenos y malos. Sólo hay malos. Pero hay unos más malos que otros.
No se trata de defender a quienes ya sabemos que arrastran una serie de inconsistencias, que abusan del uniforme, que en muchas ocasiones son corruptos y que en esta situación no hicieron su trabajo. De lo que se trata es de señalar que el brazo de la justicia no alcanzará, que se quedará corto, que será manipulado, y por ende, corrompido por el demonio de la impunidad.
Se trata de señalar que en la Policía Municipal no hay ética, no hay pudor y mucho menos honor. Es simple, si se equivocaron señores reconózcanlo, pues no se puede mejorar si no se acepta que se está mal. Bueno, es mi simple opinión.