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noviembre 25, 2024

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De pelos amarillos

La democracia tiene sus riesgos, está visto en la historia, y los británicos se acaban de adjudicar uno, por voluntad mayoritaria, que le endosan al resto del mundo.

Armando Tiburcio

La democracia tiene sus riesgos, está visto en la historia, y los británicos se acaban de adjudicar uno, por voluntad mayoritaria, que le endosan al resto del mundo. La decisión de salir de la Unión Europea (llamada “Brexit”) no me parece un problema en sí mismo, sino el hecho que suceda de la mano de grupos y potentados nacionalistas y racistas mas radicales. Una de las razones principales de su éxito fue la propaganda de rechazo a los migrantes extranjeros de países pobres.

Por algo Donald Trump se movió raudo a felicitar personalmente a sus congéneres de la gran isla sabedor de que ese ejemplo puede cundir en los países desarrollados. Y, desde luego, le puede favorecer en las próximas elecciones presidenciales norteamericanas.

Por muchas, pero sobre todo por esa razón, debemos ver con atención desde México estos acontecimientos. Trump se parece físicamente a su homólogo británico Boris Johnson quien apunta a Primer Ministro.

Como buen deseo, uno quisiera creer que los pueblos aprenden de su propia historia, pero a veces parece que, por el contrario, es más fiel a la realidad la frase aquella que “tienden a reproducirla… en condición de tragedia”. Los británicos lo saben pero lo han dejado de lado.

Queda advertir como lo hiciera el poeta Bertolt Brecht, aunque dicen que no es de él pero eso ahora no importa. Vale lo que dice.

“Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada”.

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