Los negocios que hacen que las deudas millonarias pasen a dominio público son muchos, tenemos el famoso caso de las luminarias públicas adquiridas en el 2009 a la industria Luxtronic o las del 2010 firmadas con Avances Lumínicos Plus –todas en Quintana Roo-, y así podríamos hacer una gran lista sin beneficio real a la población pero si cargada de deshonestidad.
¿Cómo se da cuenta que la deuda es de dominio público? Sencillamente cuando empiece a ver que entre el vulgo se oyen expresiones de: “! Qué caro, todo ha subido mucho!” “Ya ni me alcanza para el pollo”, entonces comprenderá que es porque su poder adquisitivo – su capacidad de poder comprar cosas de manera efectiva-, está siendo vulnerado por esta deuda de dominio público. Entonces usted, querido lector, tendrá que hacer uso de varias estrategias para proveerse de lo básico o de ese gusto comercial que tanto se promociona.
Las tarjetas de crédito serán una buena opción, pero ¡cuidado! pues le pueden despellejar si usted no se pone listo o tal vez, llevar sus prendas valiosas al Monte de Piedad – que actualmente han pululado en demasía en nuestra ciudad, sobre todo para las regiones- o quizá, podrá empezar a pedir prestado a algún agiotista que le cobrará intereses como de sistema bancario, y de esos encontramos en todas partes, siempre hay.
La verdad es que no sólo en nuestro estado ni en nuestra ciudad se utilizan estas prácticas siniestras y draconianas en deterioro de la ciudadanía, es una cuestión mundial, pareciera que vivimos en el siglo de la deshonra y la deshonestidad.
Esperemos que este nuevo gobierno sea más cauteloso con lo que convertirá en deuda de dominio público.
