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octubre 06, 2024

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De dominio público (segunda parte)

La deuda que dejan los gobiernos salientes era ya un hecho, cada vez que termina un periodo inmediatamente saltan los números rojos, todos se espantan y al final, nada pasa pues los del gobierno y a quien les toque juzgarles es lo mismo

Isabel Rodríguez

La deuda que dejan los gobiernos salientes era ya un hecho, cada vez que termina un periodo inmediatamente saltan los números rojos, todos se espantan y al final, nada pasa pues los del gobierno y a quien les toque juzgarles es lo mismo, son juez y parte y como ya hace tiempo comente de los abogados, pues tampoco hay alguno capaz de llevar a cabo tan titánica aventura de poner en donde deben estar quienes han hecho tiras nuestro presupuesto.

Las nuevas formas de saquear las arcas del estado es a través de negocios, es decir, se adquieren productos para el bien común a través de créditos bancarios, los cuales se pagaran al igual que cuando usted adquiere una casa, es decir, a un tiempo determinado de años, con tasas de interés variables y por supuesto, los primeros años de pago siempre serán directamente para pagar el porcentaje más elevado de los intereses cobrados y sólo un pequeño porcentaje a  pagar capital real del costo.

De forma tal que nuestro estado es como una gran casa que se está amueblando a costa de los pobladores. ¿Dónde puede estar entonces el latrocinio? Sencillamente al realizar negocios donde las mercancías se inflan en sus costos reales, haciendo que la deuda se vuelva enorme y entonces entre el banco y los dueños de esas empresas proveedoras ganaran jugosas cantidades.

La mayoría de las veces, los negocios que surten de lo necesario al estado pertenecen a familiares, amigos o conocidos del gobernador, alcalde, regidor o cualquiera de ellos que sepa manejarse en el mundo de los negocios y llegan a acuerdos satisfactorios para ambas partes pero en detrimento del pueblo.

¿Y cómo pasan al dominio público? ¿Tiene idea usted?

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