Llevar a cabo una campaña política, en busca de un cargo de elección popular, es considerado –por muchos- un auténtico arte. Suponen éstas el planteamiento de estrategias y situaciones premeditadas que otorguen al aspirante el favorecimiento de su figura para el día de las elecciones.
La oportunidad y la astucia son factores claves para aventajar a los rivales de una forma diplomática; sin embargo, hay quienes transgreden las normas de la “guerra limpia” y llegan al extremismo de idearse un “en la política y en la guerra, todo se vale” o un “el fin justifica los medios” de Nicolás Maquiavelo, el gurú de la pericia política.
Tal fue el caso de los candidatos del PRI a la gubernatura de Hidalgo y Zacatecas, Omar Fayad y Alejandro Tello Cristerna, respectivamente, quienes fueron exhibidos en una tramposa y bochornosa movida: se “fusilaron” textos que habían publicado previamente otros autores, con el fin de promover su imagen de cara al actual proceso electoral.
Entre la osadía de cada uno de los priístas, la más desvergonzada fue la de Fayad, quien plagió fragmentos del Plan de Desarrollo Nacional del expresidente Ernesto Zedillo para exponer su plataforma política ante el electorado. El político hidalguense no tomó las ideas de Zedillo Ponce de León y las plasmó con su propia redacción, sino que fueron párrafos completos del documento, en los que después cambió un par de palabras por sinónimos.
El zacatecano Tello Cristerna también incurrió en esta infame práctica, aunque él no viajó años atrás para apropiarse de obra intelectual de algún exmandatario federal, sino que extrajo párrafos íntegros de notas periodísticas locales para estructurar la columna informativa que publica semanalmente en un medio de esa entidad.
