Recientemente, el Ayuntamiento de Benito Juárez se ha dado a la tarea de concesionar cuanto espacio tiene disponible para la habilitación de anuncios. Lo que pudiera parecer “una cuestión menor”, no lo es. La contaminación visual tiene que ver con el exceso de imágenes, especialmente de publicidad que generan un sobre-estímulo en la mente de los seres humanos, con consecuencias como el estrés, la confusión y los accidentes viales.
Es fundamental entender que existen parámetros que considera la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), luego de los cuales, se advierte la contaminación visual. También trascienden Normas Oficiales Mexicanas y otras normativas que atienden estas problemáticas.
Por si ello no fuera suficiente, la contaminación visual atenta también contra la imagen urbana o suburbana de las poblaciones. Este punto es trascendental, toda vez que Cancún es un destino turístico cuya imagen, tendría que ser, en todo caso, compatible con la identidad e idiosincrasia nacional y, sobre todo, una imagen amigable, de respeto a los recursos naturales y que fomente la paz que los vacacionistas esperan de un destino de fama mundial.
Más, por el contrario, ¿qué tenemos? Al Ayuntamiento inundando a la ciudad y en especial al Centro con imágenes que venden cualquier cosa, o tema, y una dependencia federal como lo es el Fondo Nacional para el Fomento del Turismo (Fonatur), que hace lo propio con la zona hotelera. Tal es el impacto de los promocionales que pareciera que la intención es dejar en segundo plano el azul de su mar, el blanco de las playas y la arquitectura de sus hoteles.
Lo cierto es que, como ciudadanos, nos falta involucrarnos en los temas que nos afectan y atañen cotidianamente; la ley es clara, el artículo 189 de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, determina que cualquier ciudadano tiene la facultad de hacer denuncias en materia ambiental.
