El problema del sistema de salud que existe a nivel nacional, es el mismo que tenemos en nuestro estado. Sería todo más fácil, si los médicos se levantaran cada día a honrar su juramento, los centros o los hospitales públicos y sobre todo los privados se portan como costosos hoteles, rogándoles a los especialistas que se voltearan a tratarlo, preguntándoles a las enfermeras por qué tantos exámenes. Específicamente en nuestro estado faltan médicos especialistas. Al no poder el sistema público enfrentar el problema, se ven obligados a derivar hacia los privados generando un suculento negocio para las clínicas particulares. Los fondos públicos rendirían mucho más si fueran invertidos en más camas y en contratos a especialistas, pero no, dichos recursos terminan como parte de las utilidades de clínicas privadas, que no cesan de ampliar sus instalaciones en vista del flujo creciente de pacientes provenientes del sistema público, lo que es una verdadera privatización. Es cierto que el sistema de salud estaría a salvo si no se educara a la gente para la enfermedad, sino para la prevención; si los ciudadanos reclamaran su derecho al saneamiento básico antes de verse en la penosa tarea de exigir los costosos medicamentos que engordan a las farmacéuticas. Hoy tenemos un sistema nacional de salud pública se ha colapsado, con los recursos públicos convertidos en fuente de gran corrupción, sin los satisfactores adecuados (ni medicamentos ni equipo) y con una diaria producción de enojo creciente de los pacientes, quienes se sienten cosificados, sujetos a consultas con cronómetro y, en casos concretos, con diagnósticos y tratamientos equivocados que pueden llevar a la muerte. En este 2016 se recortó en 2.2% el presupuesto para el Seguro Popular, el programa insignia de la Cobertura Universal.
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Crisis en el sistema de Salud
El problema del sistema de salud que existe a nivel nacional, es el mismo que tenemos en nuestro estado. Sería todo más fácil, si los médicos se levantaran cada día a honrar su juramento, los centros o los hospitales públicos y sobre todo los privados se portan como costosos hoteles, rogándoles a los especialistas que se voltearan a tratarlo, preguntándoles a las enfermeras por qué tantos exámenes.