Todo momento coyuntural trae secuelas de gran envergadura, la historia lo registrará y a futuro se sabrá si las posturas tomadas fueron las mejores, el problema de nuestra Nación es enorme: por un lado una población ávida de unidad y por otro lado una clase política llena de baches mentales, incapaces de ver la envergadura que sus decisiones traerán para nuestro México.
Viene un gasolinazo más, incremento en la pobreza, enriquecimiento de los poderosos y de quienes gocen del juego de los intereses creados; en nuestro Quintana Roo, no se ha vuelto a mencionar el caso del ladrón Borge y el peculio que posee como parte de su turbio trabajo que tuvo al frente de uno de los estados más ricos de todo México; los expedientes legales parecen hacerse polvo, disolverse entre las rendijas del tiempo para desaparecer sin que nadie recuerde nada.
La coyuntura está en acción, tendremos que ver las reacciones a los siguientes gasolinazos y la terminante libertad de precios sobre el hidrocarburo a finales de febrero, ¿Podrá ser éste el momento ideal para cambiar paradigmas de todo habitante de éste país?
Hay una máquina de transformación que se echó a andar hace ya un tiempo y que no parará, las respuestas de una población enojada, a la que le han apretado siempre el cinturón y le han subido la canasta, tendrán que ser reales: mayor exigencia en el cumplimiento de la ley, más participación en la toma de decisiones, más interés por la vida nacional y sus quehaceres; un mejor reparto de la riqueza, pues en un país donde el salario mínimo apenas alcanza los $10 pesos por hora trabajada, resulta ofensivo un aumento en la vida diaria. ¿No cree?