Con eso de que cada fecha del calendario es el día internacional de algo, se van diluyendo conmemoraciones que son importantes y que al final de la jornada pasan de noche. Algo así nos sucede con el 21 de Mayo (el pasado sábado), Día Internacional de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, ocasión propicia para exaltar el respeto y la comprensión mutua entre culturas.
En una entidad como Quintana Roo, con una cultura autóctona enraizada en la profundidad de su historia y a la vez receptora intensa de migrantes, nacionales y extranjeros, debiera ser significativa la oportunidad para engalanarse con la diversidad cultural que la conforma.
El encuentro repentino de los diversos nunca es asunto de frivolidad viajera y a veces ni siquiera de convergencia amigable. La ONU reconoce que “las tres cuartas partes de los mayores conflictos tienen una dimensión cultural” refiriendo a la interacción entre países o nacionalidades pero también al proceso de migración, su aceptación y adaptación. Cualquiera de nosotros comprende esta complejidad a partir de su propia experiencia (como migrante o “receptor”) y lo identifica en la frase que reza: Quintana Roo te adopta o te aborta.
La diversidad cultural, su encuentro activo (interculturalidad) y su amalgama creadora de nuevas identidades tendrán que consolidarse como parte vital de las fortalezas sociales locales en un proceso necesario de mutuo conocimiento, reconocimiento, aceptación y respeto. Conmemorar e implicarse en las actividades internacionales del 21 de Mayo de cada año sirve para recordarlo y reforzarlo.
Más todos los días: por lo pronto la comunidad húngara en Cancun anuncia su 8° Festival Cultural para el próximo 11 de Junio.